Matasellos dedicados a recordar la tragedia del VAJONT, uno de los mayores desastres naturales aunque provocado por la mano del hombre, un clásico ejemplo en el que el hombre decidió retar a la naturaleza y esta le avisó de lo que podía suceder, pero cuando los responsables políticos, ingenieros y geólogos decidieron mirar hacia otro lado, el desastre llegó con sus mayores consecuencias.
El embalse del Vajont, iniciad0 en 1957 y finalizado dos años más tarde, fue el orgullo de Italia al ser la más alta de su tiempo, con 262 metros de altura, 27 metros de grosor en la base y 3,4 metros en la cima. Durante el proceso de llenado de la presa, se sucedieron diversos temblores de tierra y deslizamientos de roca de cierta importancia, pero se ocultaron muchos datos e información importante con el fin de seguir adelante con el proyecto original.
El día 9 de octubre de 1963, 260 millones de metros cúbicos de bosque, tierra y roca se despendieron del monte Toc cayendo sobre el pantano. El agua desplazada resultante produjo una ola de 250 metros de altura y 50 millones de metros cúbicos de agua.
Aquella ola se precipitó por encima del valle sobre los pueblos de Erto, Casso, San Martino, Pineda, Spesse, Il Cristo y Patata quedando parcialmente destruidos y matando a 160 personas. Pero la mayor tragedia se produjo por debajo del valle ya que la ola sobrepasó la presa a 80 km/h dejando un saldo de 2000 víctimas mortales y la desaparición de cinco pueblos, Longarone, Pirado, Rivalta, Villanova y Faè. Los destrozos también fueron producidos por el desplazamiento de aire al explotar la ola en los pueblos colindantes.
La presa de Vajont permanece todavía en pie, a pesar de que no produce energía hidroeléctrica. Este desastre se vendió como algo inevitable y provocado por la naturaleza. Nada más lejos de la realidad, pues hubo muchos avisos y se conocían las posibles consecuencias.
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